A sus 38 años, Eva teme que su reloj biológico esté a punto de pararse para siempre, pero su novia Kat no quiere que un recién nacido altere la existencia libre y despreocupada que viven ambas en un barco en los canales de Londres. Cuando Roger llega de visita desde Barcelona, Eva no solo ve en él el mejor amigo de su novia, al mejor aliado emocional imaginable, sino también a un donante potencial. Y para sorpresa de Kat, a Roger le atrae la idea de ser padre, a pesar de ser un hombre cuyas relaciones no suelen durar más de una noche… por lo que a Kat no le queda más remedio que aceptar la puesta en marcha del plan por miedo a perder a Eva.