La muerte no es algo extraño para Bernardo, su esposa Estella y su hijastra Irina, ya que regentan una funeraria. Pero una cosa son los cadáveres inertes y otra muy distinta los espíritus que vagan por el lugar y que fuerzan a la familia a limitar los espacios de la casa por los que pueden transitar. La mayoría son presencias tétricas pero inofensivas, hasta que un día se hace evidente que hay algo entre las sombras que realmente quiere hacerles daño...