Jorge Lastra y el dinero de la constructora siguen sin aparecer para desesperación de Antonio, que no entiende cómo es posible que Don Pablo confíe sin más en esperar a que su socio aparezca. Alcántara se pone firme con su jefe como nunca antes lo había hecho, para que la policía tome cartas en este asunto, que cada vez se parece más a una estafa en toda regla.